Cielo de tierra

- [...] Papá se mete las costillas de cerdo a la boca con todo y huesos. Se queda con la carne y los cartílagos y saca por un lado de la boca los meros huesos de las costillas en un lado del plato como si estuviera armando un esqueleto de dinosaurio. Papá suelta el plato después de comer y eructa contento porque quedó lleno y porque en las noticias vio que mataron guerrilleros. Papá no sabe que yo soy uno de esos dados de baja. No sabe que ahora me parezco a ese grupo de huesos que organizó en un lado de su plato. Mamá come más despacio que papá. Está en la cocina pensando dónde estaré yo, preocupada porque no sabe de mi suerte. Luchita la mira como si la comprendiera un poco, ¿será que los perros comprenden? Si los perros comprendieran y pensaran Luchita estaría pensando que por lo menos sabía que sus hijos estaban muertos porque vio cómo papá los tiraba a la quebrada, entonces piensa que mamá está peor porque no sabe de mi suerte, no sabe si estoy vivo, o si estoy muerto y la ve bastante angustiada. Pero los perros no piensan, piensan las personas y piensa uno aquí abajo con la cabeza llena de tierra. -- Contracubierta editor.

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Propuesta ganadora del Portafolio Departamental de Estímulos, categoría dramaturgia, 2022.