El veneno de los dragones : historias del río al socavón

Ruge, grita tiembla, clama, espera. Es la manigua. Son las montañas y sus trochas. Las aguas y las orillas de los ríos. Son los páramos. Es la sangre intoxicada, el cuerpo pálido y acabado. Son los vientres de las mujeres que no podrán nunca más dar a luz, las ampollas de los niños, las llagas supurantes y el insomnio de los viejos. Son Carlos, Carmen, Rafael, Yulitza y un montón de no nombrados más de quienes aún no conocemos sus historias. Son los rostros de la Colombia intoxicada por el mercurio, de los hijos bastardos del oro. Son ellos los que lloran, suspiran y ruegan. Los que esperan una respuesta de parte del Estado, unas palabras que al menos curen un poco su incertidumbre. -- Prólogo Perla Toro Castaño

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